María Dueñas y esa manía de tener éxito
- Myrna Leal
- 20 jun 2021
- 4 Min. de lectura

¿Por qué nos gustan tanto las novelas de María Dueñas? Hablan de amor, pero no solo eso, porque también atrapan a quienes no cultivamos el género romántico. Son fáciles de leer, es cierto. Hay quienes sospechan de la literatura de rápida lectura. Uno sale de sus novelas sabiendo algo más que cuando ingresó, ya que suelen estar basadas en investigaciones de la autora sobre las épocas y lugares en que se desarrollan las historias. Es verdad, sus tramas caen a veces en ligerezas propias de un guión de cine, de hecho varias ya fueron adaptadas a series de televisión. A veces sus relatos históricos son algo “wikipédicos”, pero si la acusación es que sus libros son “sólo” best sellers, bien podemos argumentar que lo son, y nada hay de malo en eso, y además son best sellers de alta calidad.
Su trayectoria casi es un cuento de hadas deseado por muchos escritores. De desconocida profesora de letras pasó, a los 45 años, en 2009, a la fama con su primera novela, la hoy archiconocida El tiempo entre costuras. Con una edición inicial de 3.000 ejemplares, saltó rápidamente a ser best seller y actualmente sus novelas llevan millones de unidades vendidas.
Días atrás la autora española fue protagonista de una charla pública a través de la plataforma Zoom con la periodista argentina Ana Wajszczuk en el marco del Festival Leer organizado por la Municipalidad de San Isidro, en la provincia de Buenos Aires.
Durante esa conversación reconoció que en todas sus obras procura utilizar el “amor como desencadenante”, pero siempre con el objetivo de que esas historias no se coman la trama y procurando no repetirse. “Los personajes son distintos” y los lleva hacia “situaciones” disímiles, subrayó.
“Me interesan las texturas distintas, ahondar en la naturaleza de las relaciones humanas”, aseguró. El amor “es una mina de oro” narrativa “por todo lo que es capaz de sacar de los seres humanos”, agregó.
Pero a la hora de la construcción de los vínculos amorosos en sus novelas, señaló: “Cuando el amor va mal me cuesta menos escribirlo, cuando va bien tengo miedo de caer en la cursilería y en algo muy dulzón. Puedes dar el traspié, quedar empalagosa, hay que tener más cuidado”, como por ejemplo “no recurrir a una metáfora común”, recomendó. En cambio, cuando la historia amorosa “se torna algo negativo, me resulta más fácil. Hay mil maneras de expresarlo. El desamor cada uno lo afronta de manera distinta, pero el amor se lo afronta más o menos igual”, consideró.

Dueñas negó categórica que haya algún personaje de sus novelas que sea su alter ego. Mencionó que, por ejemplo, siente un “afecto especial” por Blanca Perea de Misión olvido porque por la trayectoria de vida de ese personaje “podría ser alguien cercano” a ella, tal vez “una amiga”, ya que tiene una carrera universitaria similar a la de la autora. “Se parece a mi en el molde, pero no en su interior”, aseguró.
Respecto de su proceso creativo afirmó que procura evitar que su vida se cuele en sus relatos. “Intento que no pase, pero a veces no soy consciente y alguien me dice ‘ese perchero que pones en una casa universitaria qué bien has descrito el de la casa de tu madre’. Pero no me había dado cuenta. Se cuelan pedacitos de la vida”.
Así, Dueñas confirmó la verosimilitud que otorga el uso de detalles originales al que insta usar Natalie Goldberg en su libro El gozo de escribir. “Utilizando detalles que conocemos de primera mano, cosas que de verdad hemos visto, daremos a lo que escribimos credibilidad y verdad. De este modo se crean sólidos cimientos sobre los que construir”.
Manos a la obra
Cuando se le mencionó su rutina de trabajo, la autora empezó explicando que antes de comenzar con un texto siempre tiene “más o menos clara la trama”. Se toma cada día un tiempo para “reflexionar” y salir a caminar, pero al regresar, “con un café delante -dice-, arranco a escribir”. Durante el período de escritura de una nueva novela “trato de salir lo menos posible” y dedicar muchas horas al trabajo. Confiesa que llegado un punto ya desea terminar. “Lo disfruto, pero quiero acabar. Ya sé cómo termina, solo quiero llegar a la meta”, describió. Aclaró que “no” siente un “vacío” al finalizar un libro, porque luego “vienen las correcciones, la promoción”. En cuanto a las modificaciones posteriores, es categórica: “corrijo 50 mil cosas”. Durante la escritura “avanzo y vuelvo atrás, es un ida y vuelta constante, un paso adelante y dos atrás. Al final queda mucha corrección ortográfica y gramatical, pero de la historia ya no”.
“Después que se publican los libros, ya no los vuelvo a leer porque querría corregir y no me gusta llorar sobre la leche derramada”, graficó.

Consejos desde la experiencia
Dueñas recuerda que su carrera no es la habitual entre los escritores, ya que comenzó a escribir a los 40 años, tras dedicar toda su trayectoria laboral a la docencia, es doctora en Filología inglesa. Cuando se le preguntó qué recomendaría a los jóvenes escritores, destacó con rapidez: “leer mucho”.
Considera que para ser escritor hay que “haber leído a lo largo de toda la vida. Cosas mejores o peores, las malas lecturas también ayudan”.
También, subrayó, “tener la voluntad firme de llegar al final”, al objetivo. Expresó su rechazo a las excusas que interponen muchas personas deseosas de empezar una carrera en las letras. Dicen “no tengo tiempo, quizá en el verano saco un rato” para dedicar a la escritura. “Hay que tener la voluntad y tomárselo en serio, no dejarlo”, remarcó. Luego, “tener los ojos abiertos para ser autocrítico”, dijo.
Además, negó categóricamente que las editoriales declinen publicar nuevos autores si estos no cuentan con una recomendación. Muchos dicen “‘ninguna editorial me quiere publicar porque no tengo padrinos’, pero las editoriales están ansiosas de voces frescas”. Por lo tanto, “ánimo, fuerza y adelante”, recomendó.
La actualidad de la autora
Dueñas se encuentra presentando su última novela, Sira, una continuación de El tiempo entre costuras.
La novela, titulada como su protagonista, es extensa, con 642 páginas, y nuevamente la autora nos saca a pasear por distintos lados del mundo, esta vez Gibraltar, Jerusalén, Madrid, Londres, Barcelona, Granada, Tanger y desarrolla tramas en torno a la ya mítica visita a España de Eva Perón en 1947 o la independencia de la India.
En cambio, Dueñas no larga prenda sobre sus futuros proyectos, aunque admite que hay tratativas en torno a llevar nuevamente alguna de sus novelas a la pantalla.

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